lunes, 10 de diciembre de 2012

EL LIDER ACTOR

En un mundo tan complejo e impredecible, con evoluciones que no permiten la asimilación, el liderazgo tiene poco que ver con ser la persona más inteligente de la sala de reuniones.
 
Con frecuencia quienes ocupan puestos de poder creen que deben justificar su posición, ofreciendo las mejores soluciones a los problemas a los que se enfrentan.
 
Asocian su poder con su conocimiento y experiencia y se sienten obligados a demostrar su perspicacia, cuando abordan los retos diarios.
 
A menudo esta necesidad de demostrar que "uno tiene la respuesta" se basa en un temor profundamente arraigado de que uno, no puede proyectar una imagen de persona que duda o no sabe, puesto que esa incertidumbre se traduciría en una pérdida de confianza tanto de los superiores como de los subordinados.
 
Este fenómeno conduce invariablemente a un comportamiento compensatorio en el que las dudas internas y la incertidumbre a la hora de abordar temas complejos y ambiguos, conduce a la rigidez injustificada de posiciones y la incapacidad de querer ver el valor de los puntos de vista alternativos.
 
Si uno constantemente tiene que demostrar al resto que nos merecemos la posición que hemos alcanzado, no podemos permitirnos ser vistos con necesidad de aprender nada ni depender de nadie.
 
Este dilema socava la habilidad para aprender, para beneficiarse de otras perspectivas y de apreciar el valor de los puntos fuertes de los demás.
 
Pueden conducir también a comportamientos en los que se disminuye a los demás, con el fin de tranquilizarnos a nosotros mismos y reafirmarnos en nuestra importancia y valor.
 
Estos comportamientos de disfrazarse para actuar de líder, son garantía de que las decisiones que se toman no son las mejores, ya que no se basan en el conocimiento, intuición y creatividad de las personas que nos rodean.

8 comentarios:

  1. Yo diría que es un comportamiento muy habitual entre... iba a es escribir líderes, pero lo dejo en gestores/dueños/socios, que llegan a líderes por una supresión factual de los que en realidad tienen la capacidad de arrastre de sus organizaciones. Son además francamente frustrantes para la cadena de valor en la organización y... aunque no se dan cuenta, menoscaba ese supuesto liderazgo grandemente, pues la organización se da cuenta, se desespera por ello, y no son pocos los casos en que convierten esa rigidez en motivo no ya de insatisfacción sino incluso de cuestionamiento (en casos extremos incluso de burla) de tales líderes. Y muchos son incapaces de verlo, también porque la realidad que les presentan les viene tamizada para sus intereses personales.

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    1. Me decía Sabela por twitter que además de todo lo anterior, se trata de malos actores!!

      Lo de la supresión factual no se si lo entiendo bien... explicas las razones por las que este tipo de gestores llega a esos niveles de mando.

      Creo que en la mayoría de los casos, el grado de docilidad así como la capacidad de balar que demuestran con sus superiores, suelen ser las causas de sus nombramientos.

      Lo triste de este tipo de película es que abunda y toca todos los géneros, aunque no guste nada a la crítica.

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    2. Me refiero a suprimir de hecho las iniciativas de los que están por debajo, que habitualmente les sacan las castañas del fuego en el liderazgo del día a día a los supuestos líderes que encajan en tu descripción. Es más, si la orgnización de ese tipo de líderes sobrevive es porque debajo tiene un equipo sólido al que muy probablemente teme porque lo necesita enormemente. Y claro, tiene que 'defenderse' ante eso.

      Y sí, lo de malos actores lo comparto... Bueno, no sólo lo comparto, digamos que hasta he tenido un pasado en que he dado consejos de interpretación, ;-)

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    3. Ahora lo entiendo mejor. Conozco a personajes que rechazan o retrasan sistemáticamente toda iniciativa que surge de abajo y es que es la única forma en la que ponen en "valor" su poder. Esas actitudes impostadas son las que les impiden tener autoridad... el poder se puede otorgar o regalar pero la autoridad se gana en el día a día.

      Gracias Goio!

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  2. Bravo, Paulino. Magnífico apunte y buen recordatorio. Tengo mis dudas que, en todos los casos sea sólo responsabilidad de las personas y de que no sea una especie de programa que tiende a dispararse automáticamente cuando alguien adquiere ascendente sobre un grupo, como si formase parte de las expectativas que cree que recaen sobre él/ella en virtud de su posición. Lo que parece más terrible en estos temas es el hecho de que normalmente vaya ligado auna "ausencia de transtorno" por parte de quien lo padece. Además, no siempre es tan evidente, para mi, los casos más nocivos corresponden a aquellos líderes que llegan a creerse abiertos y eternos aprendizes pero que, en cambio, actuan como verdaderos líderes bonsai estimulando ideas, creatividad, iniciativa y orgullo de ego en sus seguidores siempre y cuando estos no "osen" a equipararse a los suyos.
    Respecto a la última frase, no tengo claro que las mejores decisiones dependan del cómo se toman. Creo que el que una decisión sea buena depende del impacto que genera en los resultados y en las personas que estan relacionados con ellos. Al igual que tú, pienso que una organización inteligente tiene más probabilidades que un inteligente en la orgnización.

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    1. Ese programa que tiende a dispararse automáticamente... puede que sea un reflejo de algo que se ha ido aprendiendo en función de lo visto y vivido en nuestra trayectoria profesional y del que es muy difícil desprenderse. No estoy convencido en este punto...

      Lo que si veo más claro es como se transmite el miedo y la sumisión cerril en las personas que acceden a los cargos. Salvo honrosas excepciones (que duran poco en sus puestos), es una epidemia que consigue disipar el criterio propio para diluirlo en la falsa trascendencia de las decisiones impuestas a las que sirven.

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  3. Me imagino que te inspiras en una tipología de pseudolider actor determinado y muy cercano [con una cara y unos ojos]. Yo me refiero a esta imbecilidad general que se dispara en mucha gente cuando tiene poder y que puede ornamentarse a través de diferentes formatos siendo uno de ellos el de ese tipo de pseudolider que no lidera a nadie y que sigue fielmente la batuta de quien lo ha colocado en la orquesta.
    Pero hay otr@s líderes actores, que quizás han llegado allí por otros canales, que quizás no tienen ningún jefe y que pueden llegar a prestar una atención condescendiente a las ideas u opiniones de quienes "lideran". Creo que en la empresa familiar podemos tener muchos ejemplos de este tipo. O en aquellos directivos guays que consideran que los años son galones y que por mucho que crezcas ellos siempre serán mayores que tu. De estos también hay. Su peligro reside en que se les puede seguir durante años y años ignorantes de la castración a la que someten. Los imbéciles a los que creo que te refieres tú lo único que despiertan son ganas de abandonarlos.

    Un abrazo, Pau!

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    1. Esos podadores de potencialidades que comentas son seres bastante más dañinos y peligrosos que los que yo perfilaba.

      Quizás su peligrosidad radique en que se trata de buenos actores, capaces de convencer a los más agudos críticos...

      Lo de abandonar a los imbéciles... SI! me refiero exactamente a ese tipo de personajes.

      Otro fuerte abrazo para ti, Manel!!

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