Se trata de un cuento de hadas, escrito por Hans Christian Andersen, cuyo argumento es el que sigue:
Hace muchos años vivía un rey que era comedido en todo excepto en una cosa: se preocupaba mucho por su vestuario. Un día escuchó a dos charlatanes llamados Guido y Luigi Farabutto decir que podían fabricar la tela más suave y delicada que pudiera imaginar. Esta prenda, añadieron, tenía la especial capacidad de ser invisible para cualquier estúpido o incapaz para su cargo. Por supuesto, no había prenda alguna sino que los pícaros hacían lucir que trabajaban en la ropa, pero estos se quedaban con los ricos materiales que solicitaban para tal fin.
Sintiéndose algo nervioso acerca de si él mismo sería capaz de ver la prenda o no, el emperador envió primero a dos de sus hombres de confianza a verlo. Evidentemente, ninguno de los dos admitieron que eran incapaces de ver la prenda y comenzaron a alabar a la misma. Toda la ciudad había oído hablar del fabuloso traje y estaba deseando comprobar cuán estúpido era su vecino.
Los estafadores hicieron como que le ayudaban a ponerse la inexistente prenda y el emperador salió con ella en un desfile sin admitir que era demasiado inepto o estúpido como para poder verla.
Toda la gente del pueblo alabó enfáticamente el traje temerosos de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo, hasta que un niño dijo:
«¡Pero si va desnudo!»
La gente empezó a cuchichear la frase hasta que toda la multitud gritó que el emperador iba desnudo. El emperador lo escuchó y supo que tenían razón, pero levantó la cabeza y terminó el desfile.
Podemos hacer muchas lecturas de este cuento, si la hacemos desde el punto de vista de las organizaciones....Si una mentira se repite suficientemente, acabará por convertirse en verdad.
No existen las preguntas estúpidas.
¿Existen "Emperadores desnudos" en vuestra organización?.
¿Interesa realmente a los directivos de las organizaciones, las opiniones de sus colaboradores?.
¿Son conscientes los directivos de su debilidades y limitaciones?.
¿Reconocen sus errores?...
Y a vosotros que os sugiere el cuentecillo.
La autoconsciencia no es una de las competencias más extendidas...Creo que se debe básicamente a una falta de formación del YO por lo que muchas personas se confunden con el TU con el que se relacionan en aquel momento. De ahí que quizás importen poco las opiniones de los otros o que sólo importen si refuerzan la idea que queremos reforzar. ¿Crees que se trata de una cualidad que sólo afecta a los directivos?
ResponderEliminarAbundan las situaciones en las que importan poco las opiniones de los demás a no ser que refuercen la idea propia. A la pregunta que me haces, mi respuesta es que esta "cualidad" afecta a todo tipo de personas.
ResponderEliminarAhora bien, el directivo por el status que posee, es más fácil que fomente y obtenga por parte de los subordinados reacciones de rebaño lanar, sabiendo que estas reacciones son en la mayor parte interesadas.
El cuento del emperador es un ejemplo de ADULACION (alabanza baja e interesada, hecha con estudio de lo que se cree puede halagar al otro, con propósito de ganarse su voluntad para fines interesados).
La adulación se ejerce casi siempre sobre personas que tienen mucho poder.
Gracias Manel por pasarte por aquí, un fuerte abrazo!!
Es cierto lo que dices, de hecho reconozco en el cuento alguna situación determinada [me ha gustado lo del "rebaño lanar"] Mi comentario iba más en la dirección de una idea que me rondaba en la cabeza mientras leía este post y era la de si, realmente, había "nocturnidad y alevosía" en este tipo de adulaciones [y manera de interpretarlas] o si se trata de lo que algunos llaman “estar adaptado o competir en el mundo actual”. Pero supongo que para esto están los cuentos ¿no?, para mostrarnos claramente aquello que nos cuesta ver.
ResponderEliminarGracias por traer esta idea. Un abrazo!