Más valen pocos comprometidos, que muchos por compromiso.
Parto de la base de que para involucrar a las personas en el logro de unos objetivos, es más fácil hacerlo desde el supuesto de que forman parte de un equipo y no de un grupo.
Creo que uno de los males más generalizados en las organizaciones es la ausencia de personas que funcionen trabajando en equipo.
Planteo seguidamente algunos aspectos que diferencian un grupo de un equipo:
TAREAS. En el grupo se reparten y en el equipo se comparten.
PROCEDIMIENTOS. En el grupo son frágiles mientras que en el equipo existe la coordinación- cooperación.
RELACIÓN. Independencia en el grupo e interdependencia en el equipo.
EVALUACIÓN. En el grupo hay poca crítica y el equipo es autocrítico.
COMPROMISO y PRODUCTIVIDAD - CALIDAD. Bajo en los grupos y alto en los equipos.
Por lo tanto, las reuniones de personas que forman parte de un equipo tienen por definición la implicación e involucración de las mismas garantizado.
No obstante, la persona que quiera liderar ese tipo de reuniones debe recordar, inculcar y convencer al resto, de que entre otras cosas sus reuniones las utilizan para:
.- Aportar ideas.
.- Aprender nuevas habilidades.
.- Compartir con los compañeros.
.- Enseñar.
.- Crecer en el trabajo.
Y tú, en las innumerables reuniones en las que participas, lo haces en calidad de miembro de un grupo o de un equipo?
Muy acertado, como siempre. Si acaso, yo añadiría un aspecto más a los que tú comentas. Se trata de la EMOCIÓN. Desde mi punto de vista la emoción en un grupo se toma como algo individual "soluciona tus problemas que yo solucionaré los míos. A lo mejor me compadezco de tí pero el problema es tuyo". En un equipo "tu problema es el mío",la emoción bien entendida nos dice que ante los problemas ganamos/perdemos todos.
ResponderEliminarInteresante el apunte que haces Jimi. Podría quedar englobado en el capítulo RELACION, pero por su importancia puede merecer un capítulo aparte tal y como tú comentas.
ResponderEliminarGracias por la aportación. Ondo izan!!